La menopausia es una etapa más del ciclo vital de la mujer. La edad media a la que las españolas entran en la menopausia está alrededor de los 52 años.
El proceso de entrar en la menopausia se llama perimenopausia, y consta de varios años en los que los niveles de estrógenos se van reduciendo, apareciendo picos estrogénicos (sofocos), haciéndose cada vez más irregular la regla, hasta que al pasar un año sin regla se determina que se ha entrado en la menopausia.
Algunas mujeres tienen la menopausia mucho antes de la edad media, una de las posibles causas puede ser que la carga folicular de sus ovarios es menor que en otras mujeres, sin embargo existen muchos casos en los que se desconoce su verdadera causa.
Recientes estudios explican que la menopausia podría adelantarse debido a la exposición de las mujeres a sustancias químicas en productos usados en el día a día.
Las mujeres con alta exposición a determinadas sustancias químicas llegan a la menopausia entre 2 y 4 años antes
Según un estudio de la Facultad de Medicina de la Universidad de Washington en St. Louis, en Estados Unidos, las mujeres expuestas a altos niveles de sustancias químicas presentes en plásticos, productos de cuidado personal, artículos comunes para el hogar y en el medio ambiente hacen que experimenten la menopausia entre dos a cuatro años antes que las mujeres con niveles bajos de exposición a estas sustancias químicas.
Los investigadores analizaron los niveles en la sangre y en la orina de 111 sustancias químicas que se sospecha que interfieren en la producción y distribución de las hormonas en el cuerpo.
Existen evidencias científicas en pequeños estudios que demuestran la relación entre los llamados disruptores endocrinos y la menopausia.
La disminución de la función ovárica no sólo puede afectar negativamente a la fertilidad sino que también puede conducir a un aumento de los riesgos cardiovasculares, osteoporosis y otros problemas de salud.
Otros trastornos ya vinculados a las sustancias químicas incluyen ciertos tipos de cáncer, síndrome metabólico y, en las mujeres más jóvenes, la pubertad precoz.
Muchas exposiciones a sustancias químicas escapan a nuestro control, ya que están en agua, alimentos, aire, ropa, utensilios de limpieza y cocina. Es necesario estar informadas sobre nuestras exposiciones químicas del día a día y ser conscientes de los plásticos y sustancias químicas que manipulamos.
Si podemos escoger, es mejor usar envases de vidrio o papel en lugar de plástico a la hora de calentar alimentos en el microondas y evitar ciertos ingredientes presentes en cosméticos, productos de cuidado personal y envasado de alimentos que usamos a diario.
Aunque la mayoría de las sustancias químicas nocivas están prohibidas en Europa, la globalización ha hecho que sea muy difícil el rastreo del origen de los productos y al producirse en otras zonas del planeta, estas sustancias acaban estando presentes en nuestros mares y alimentos como el pescado.
El estudio de la Facultad de Medicina de la Universidad de Washington en St. Louis, en Estados Unidos, incluyó datos de 31.575 personas, entre ellas 1.442 mujeres menopáusicas cuyos niveles de disruptores endocrinos se habían analizado. La edad media de estas mujeres fue de 61 años y ninguna había usado terapia hormonal sustitutiva de estrógeno o se había sometido a cirugía de extirpación de ovarios.
La encuesta fue diseñada para que las mujeres que se habían sometido a pruebas químicas representaran una población de casi 9 millones de mujeres menopáusicas. Se analizaron muestras de sangre y orina de las participantes para las exposiciones a 111 sustancias químicas en su mayoría hechos por el hombre, que incluían las conocidas toxinas reproductivas y/o las que les cuesta más de un año degradarse.
Se analizaron: dioxinas/furanos (subproductos de la combustión industrial); ftalatos (que se encuentran en plásticos, artículos del hogar, productos farmacéuticos y productos para el cuidado personal, incluyendo lociones, perfumes, maquillaje, esmalte de uñas, jabón líquido y espray para el cabello); fitoestrógenos (estrógenos de origen vegetal); bifenilos policlorados (PCB, refrigerantes); derivados fenólicos (fenoles, contaminantes industriales); plaguicidas organofosforados; surfactantes; e hidrocarburos aromáticos (los productos de combustión) policíclicos.
Los investigadores identificaron 15 sustancias químicas, nueve PCB, tres pesticidas, dos ftalatos y un furano (un tóxico químico), que requieren una evaluación más profunda porque estaban significativamente asociados con edades más tempranas de la menopausia y potencialmente tenían efectos perjudiciales sobre la función ovárica.
Tenemos que ser conscientes de que todo lo que hacemos en nuestro entorno puede afectarnos a nosotros o a los que nos rodean, ya sean personas, animales, plantas o medio ambiente.
Con el uso del BigData se van a ir consiguiendo extraer datos de asociaciones de enfermedades con sustancias producidas o no por el hombre, y en los próximos años tendrá que haber cambios regulatorios que se adapten a los nuevos resultados científicos.